La Práctica Psicomotriz Educativa
–diseñada por Bernard Aucouturier- es una propuesta pedagógica pensada para
acompañar a los niños y a las niñas en sus procesos de maduración psicológica.
Se basa en la idea de que el ser humano
construye su psiquismo a partir de las relaciones que establece con el entorno
mediante su cuerpo. Y por lo tanto a través del movimiento, y en estas edades,
del juego.
La psicomotricidad se basa en la unión
inseparable del movimiento físico y psíquico. El psiquismo en desarrollo se
expresa mediante el movimiento físico. Y se muestran a través de la
expresividad motriz, esto es: la expresión corporal, el movimiento, las
posturas y el tono muscular.
La psicomotricista aprende a leer la
expresividad motriz de los niños y las niñas para tratar de entender su mundo
interior, lo que le permite conectar con sus emociones y comprender el sentido
profundo de sus comportamientos.
La Práctica Psicomotriz Educativa
favorece el descubrimiento de las emociones, tanto de las propias como de las
ajenas. Las sesiones de Práctica Psicomotriz Educativa facilita el
reconocimiento de las emociones que sienten y favorece su comprensión, así
progresivamente podrán distanciarse de ellas, gestionarlas y avanzar en el
desarrollo del pensamiento operativo.
¿CUÁLES SON LOS OBJETIVOS
DE LA PRÁCTICA PSICOMOTRIZ EDUCATIVA?
- Realizar juegos de reaseguración
profunda. Son juegos en los que se vivenciasn con placer
todas las sensaciones corporales, favoreciendo la liberación de las emociones y
de las representaciones mentales inconscientes. Vivir con placer la acción, el
juego y el movimiento hace evolucionar los posibles bloqueos del niño y de la
niña.
- Favorecer el desarrollo de la
función simbólica. Jugar al “como si” libera emociones y
facillita que la niña y el niño se diviertan jugando a imitar situaciones que
aún no comprenden. Representar a través de sus juegos imágenes y escenas de la
vida cotidiana, les ayuda a integrarlas, a interiorizarlas, a vivenciarlas y
hacerlas suyas a través del juego.
- Favorecer el acceso a la
descentración. Descentrarse es ser capaz de abstraerse del
punto de vista propio y tener en cuenta el de los demás. Hasta los SIETE años
aproximadamente no se consigue la descentración. Ellos ven e interpretan el
mundo a través de sus propias emociones. En la Práctica Psicomotriz se dan
situaciones que preparan el camino hacia la descentración.
¿CÓMO SON LAS SESIONES DE
PRÁCTICA PSICOMOTRIZ EDUCATIVA?
Para conseguir estos objetivos Bernard
Aucouturier diseñó el dispositivo espacial y temporal que caracteriza a esta
práctica.
Este dispositivo espacio-temporal
promueve el movimiento físico, que favorece el desarrollo de
representaciones mentales y de emociones. El movimiento físico es
necesario para avanzar hacia el pensamiento: un nivel de
representación mental sin movimiento corporal y con movimiento de imágenes.
Para esto, el dispositivo
espacio-temporal se estructura en dos espacios y en tres tiempos. Los dos
espacios son: uno dedicado a la expresividad motriz, al movimiento y a la
acción; y otro destinado a la representación simbólica: la expresividad
gráfica, plástica y el lenguaje.
Los tres tiempos corresponden al
momento de la expresividad motriz; al momento del cuento; y por último al
momento de la representación simbólica.
Las sesiones se desarrollan de la
siguiente manera:
Ritual de entrada. Los niños y las niñas entran en la sala y se sientan en el
lugar elegido para el ritual de entrada. Es el momento de quitarse los zapatos
y prepararse para entrar a jugar. La parte imprescindible de este momento es
reconocer a cada niño en su individualidad, para ello nos saludamos. La psicomotricista
nombra a cada uno de los presentes y les saluda de manera
individualizada. También se recuerda a los ausentes, para reforzar la idea de
grupo. Es en este momento cuando se recuerdan las normas, que son dos: no hacer
daño, ni a los demás ni a uno mismo; y no transportar material de la zona de
expresividad gráfica a la zona de expresividad motriz.
Momento de la expresividad
motriz. Tras el ritual de entrada
la psicomotricista invita a los niños y a las niñas a ir a jugar. Les señala la
muralla construida con los módulos de gomaespuma y les incita a tirarla. Tras
derribar la muralla los niños y las niñas se dan a los juegos sensoriomotores
de reaseguración profunda, y juegos simbólicos de reaseguración superficial,
así saltar, trepar, desequilibrarse, balancearse, correr, llenar/vaciar,
lanzar, esconderse, reír, gritar, etc., son algunas de las acciones que se
llevan a cabo en estos momentos de expresividad motriz. Pero también jugar a
lobos, a papás y a mamás, construir casas o castillos, conducir vehículos…
Momento del cuento. Cuando ha pasado aproximadamente media hora o tres cuartos de
hora, se les informa a los niños y a las niñas que queda poco tiempo para jugar
y que pronto serán llamados para contarles un cuento.
La función del cuento es la
reaseguración psíquica. El cuento debe emocionarles, ha de estar relacionado
con sus miedos, con sus angustias y finalizar con la seguridad, reasegurándolos
profundamente. El cuento sirve también para enlazar el momento de la acción,
con el momento de la representación. Es un nexo entre ambas situaciones que
ayuda al niño a parar su movimiento y a comenzar a poner imágenes a sus
emociones. Para que le sea más sencillo acceder al espacio/momento de la
representación simbólica.
Momento de la representación
simbólica. Después de escuchar el
cuento los niños y las niñas son invitados a pasar a la zona de la
representación simbólica. Aquí tienen a su alcance material para dibujar,
modelar o construir, a fin de que el niño y la niña puedan expresar sus vivencias
y sus emociones. La psicomotricista invita al niño y a la niña a hablar de sus
producciones, tanto para el desarrollo del lenguaje, como para el acceso a la
descentración, para que vayan haciéndose capaces de poner palabras a sus
emociones, preparando el camino hacia la inteligencia operatoria.
Ritual de salida. Cuando los niños y las niñas han terminado sus producciones, se
les pide de nuevo que pasen a la zona del ritual de entrada, pero esta vez para
despedirnos. Es el Momento de ponerse los zapatos y despedirse hasta la próxima
sesión.
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