domingo, 17 de mayo de 2015

¿Qué es la Práctica Psicomotriz Educativa?

La Práctica Psicomotriz Educativa –diseñada por Bernard Aucouturier- es una propuesta pedagógica pensada para acompañar a los niños y a las niñas en sus procesos de maduración psicológica.
Se basa en la idea de que el ser humano construye su psiquismo a partir de las relaciones que establece con el entorno mediante su cuerpo. Y por lo tanto a través del movimiento, y en estas edades, del juego.

La psicomotricidad se basa en la unión inseparable del movimiento físico y psíquico. El psiquismo en desarrollo se expresa mediante el movimiento físico. Y se muestran a través de la expresividad motriz, esto es: la expresión corporal, el movimiento, las posturas y el tono muscular.

La psicomotricista aprende a leer la expresividad motriz de los niños y las niñas para tratar de entender su mundo interior, lo que le permite conectar con sus emociones y comprender el sentido profundo de sus comportamientos.

La Práctica Psicomotriz Educativa favorece el descubrimiento de las emociones, tanto de las propias como de las ajenas. Las sesiones de Práctica Psicomotriz Educativa facilita el reconocimiento de las emociones que sienten y favorece su comprensión, así progresivamente podrán distanciarse de ellas, gestionarlas y avanzar en el desarrollo del pensamiento operativo.


¿CUÁLES SON LOS OBJETIVOS DE LA PRÁCTICA PSICOMOTRIZ EDUCATIVA?

-          Realizar juegos de reaseguración profunda. Son juegos  en los que se vivenciasn con placer todas las sensaciones corporales, favoreciendo la liberación de las emociones y de las representaciones mentales inconscientes. Vivir con placer la acción, el juego y el movimiento hace evolucionar los posibles bloqueos del niño y de la niña.

-          Favorecer el desarrollo de la función simbólica. Jugar al “como si” libera emociones y facillita que la niña y el niño se diviertan jugando a imitar situaciones que aún no comprenden. Representar a través de sus juegos imágenes y escenas de la vida cotidiana, les ayuda a integrarlas, a interiorizarlas, a vivenciarlas y hacerlas suyas a través del juego. 

-          Favorecer el acceso a la descentración. Descentrarse es ser capaz de abstraerse del punto de vista propio y tener en cuenta el de los demás. Hasta los SIETE años aproximadamente no se consigue la descentración. Ellos ven e interpretan el mundo a través de sus propias emociones. En la Práctica Psicomotriz se dan situaciones que preparan el camino hacia la descentración.


¿CÓMO SON LAS SESIONES DE PRÁCTICA PSICOMOTRIZ EDUCATIVA?

Para conseguir estos objetivos Bernard Aucouturier diseñó el dispositivo espacial y temporal que caracteriza a esta práctica.
Este dispositivo espacio-temporal promueve el movimiento físico, que favorece el desarrollo de  representaciones mentales y de emociones. El movimiento físico es necesario  para  avanzar hacia el pensamiento: un nivel de representación mental sin movimiento corporal y con movimiento de imágenes.

Para esto, el dispositivo espacio-temporal se estructura en dos espacios y en tres tiempos. Los dos espacios son: uno dedicado a la expresividad motriz, al movimiento y a la acción; y otro destinado a la representación simbólica: la expresividad gráfica, plástica y el lenguaje.

Los tres tiempos corresponden al momento de la expresividad motriz; al momento del cuento; y por último al momento de la representación simbólica.
Las sesiones se desarrollan de la siguiente manera:

Ritual de entrada. Los niños y las niñas entran en la sala y se sientan en el lugar elegido para el ritual de entrada. Es el momento de quitarse los zapatos y prepararse para entrar a jugar. La parte imprescindible de este momento es reconocer a cada niño en su individualidad, para ello nos saludamos. La psicomotricista nombra  a cada uno de los presentes y les saluda de manera individualizada. También se recuerda a los ausentes, para reforzar la idea de grupo. Es en este momento cuando se recuerdan las normas, que son dos: no hacer daño, ni a los demás ni a uno mismo; y no transportar material de la zona de expresividad gráfica a la zona de expresividad motriz.

Momento de la expresividad motriz. Tras el ritual de entrada la psicomotricista invita a los niños y a las niñas a ir a jugar. Les señala la muralla construida con los módulos de gomaespuma y les incita a tirarla. Tras derribar la muralla los niños y las niñas se dan a los juegos sensoriomotores de reaseguración profunda, y juegos simbólicos de reaseguración superficial, así saltar, trepar, desequilibrarse, balancearse, correr, llenar/vaciar, lanzar, esconderse, reír, gritar, etc., son algunas de las acciones que se llevan a cabo en estos momentos de expresividad motriz. Pero también jugar a lobos, a papás y a mamás, construir casas o castillos, conducir vehículos…

Momento del cuento. Cuando ha pasado aproximadamente media hora o tres cuartos de hora, se les informa a los niños y a las niñas que queda poco tiempo para jugar y que pronto serán llamados para contarles un cuento.
La función del cuento es la reaseguración psíquica. El cuento debe emocionarles, ha de estar relacionado con sus miedos, con sus angustias y finalizar con la seguridad, reasegurándolos profundamente. El cuento sirve también para enlazar el momento de la acción, con el momento de la representación. Es un nexo entre ambas situaciones que ayuda al niño a parar su movimiento y a comenzar a poner imágenes a sus emociones. Para que le sea más sencillo acceder al espacio/momento de la representación simbólica.

Momento de la representación simbólica. Después de escuchar el cuento los niños y las niñas son invitados a pasar a la zona de la representación simbólica. Aquí tienen a su alcance material para dibujar, modelar o construir, a fin de que el niño y la niña puedan expresar sus vivencias y sus emociones. La psicomotricista invita al niño y a la niña a hablar de sus producciones, tanto para el desarrollo del lenguaje, como para el acceso a la descentración, para que vayan haciéndose capaces de poner palabras a sus emociones, preparando el camino hacia la inteligencia operatoria.

Ritual de salida. Cuando los niños y las niñas han terminado sus producciones, se les pide de nuevo que pasen a la zona del ritual de entrada, pero esta vez para despedirnos. Es el Momento de ponerse los zapatos y despedirse hasta la próxima sesión.


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